Cuando llega otro 7 de Junio y conmemoramos el día que Arica se incorporó al territorio nacional, es un momento apropiado para, junto con recordar las glorias y hechos del pasado, hacer presente que, en nuestra Región de Arica y Parinacota, aun queda una deuda histórica del Estado Chileno: el reconocimiento legal de los Afrodescendientes, y la inclusión de la etnia en el Censo del 2012.
Muchas son las dificultades que los organismos estatales han levantado en contra de esta justa petición: Una, es sostener, como se escucha a menudo, que en Chile nunca hubo “negros”, porque no se aclimataron, o que fueron un escaso número: un segundo argumento es decir que los afrodescendientes son “inmigrantes” en similar pie con los alemanes, palestinos o italianos, y otras etnias llegadas a Chile en diversas épocas, y la tercera es afirmar que si bien existen los afrodescendientes, son un escaso número.
Estas afirmaciones no tienen ningún asidero en la realidad histórica. En primer lugar es necesario hacer presente, una vez más, que los descendientes de africanos, llegaron como esclavizados, junto con los primeros conquistadores españoles a Chile, y continuó su llegada a través del período colonial,.con el tráfico o trata de esclavos mantenido durante largo tiempo. Los documentos de ese tiempo, son abundantes y sobradamente conocidos. Y las obras escritas sobre este tema abundan en datos como las de Rolando Mellafe, hace unas décadas, y los trabajos actuales, como los de Monserrat Arre Marfull, Cecilia Cussen, Paulina Barrenechea, Viviana Briones, para nombrar sólo algunos destacados investigadores del mundo académico. También se pueden citar documentos importantes como el “Censo de Jáuregui” y el “Censo del 1813”
En cuanto al argumento de denegar el reconocimiento por ser considerados los afrochilenos, “inmigrantes”, tal posición no resiste el más somero análisis. Los africanos llegados a Chile, como a todas las Américas, fueron seres humanos deportados de sus lugares de origen, mediante el infame comercio de la Trata Esclavista, en forma forzosa, sin posibilidad alguna de retornar a sus hogares, sin libertad de elegir el lugar donde establecerse, y obligados muchas veces con castigos infamantes y denigrantes a cumplir la voluntad de “sus amos”. Nada de lo anterior se aplica a un inmigrante, como es el caso en Chile, de los palestinos, alemanes o italianos, para nombrar a las etnias más numerosas arribadas a nuestras tierras. Muchos de ellos fueron invitados a establecerse en fértiles tierras de cultivo, se les pagó el pasaje de venida, se les asistió por parte del Estado en forma organizada para que desarrollaran sus labores, y en ningún momento se les prohibió regresar a sus tierras natales, si las condiciones no eran de su agrado.
El tercer argumento que se refiere al número de individuos que compondrían la etnia afrochilena, tampoco es valedero. En primer término, porque no ha habido oportunidad de efectuar un Censo propiamente tal que determine la cantidad de personas que posiblemente se reconozcan como afrodescendientes, salvo la pequeña Muestra de la Prueba que efectuó la Alianza Afro en la Región de Arica, en el año 2009, y que arrojó una cantidad de individuos de alrededor de 1.200 en la Región. Como es sabido, esa muestra, que no constituyó un Censo, ya que no cumplía los requisitos técnicos que caracterizan ese trabajo, fue solamente una encuesta para anotar a algunas familias y tener un documento de trabajo como sustento de futuras acciones. Debido a la gran cantidad de personas que no fueron anotadas, es muy difícil extrapolar datos para dar una cantidad aproximada de los afrodescendientes en Arica. Sin embargo, es notoria la influencia de la etnia en la Región, ya que históricamente ha contado entre los personajes destacados a numerosas personas: Parlamentarios, deportistas, artistas, músicos, personajes de las costumbres tradicionales, conocidos agricultores y un gran número de profesionales.
Y aunque se aceptara el argumento de que el número de afrodescendientes no es alto, es interesante anotar que, en el Censo del 2002, consideró e incluyó en sus datos a ocho etnias: Mapuche, Aymara, Quechua Colla, Rapanui, Atacameña, Alacalufe y Yámana.
De estas, las personas que se reconocieron como pertenecientes a algunas son:
MAPUCHE: 604.349
AYMARA 48.501
ATACAMEÑO 21.015
QUECHUA 6.175
RAPANUI 4.647
COLLA 3.198
ALACALUFE 2.622
YAMANA 1.685
A las anteriores, debe agregarse la etnia “Diaguita” que fue reconocida en el año 2006, y por lo tanto será censada el 2012, aunque muchos investigadores cuestionan la existencia actual de descendientes de dicho pueblo.
De las cifras expuestas, es posible observar que la abrumadora mayoría corresponde a los mapuches, seguidos en número por los aymaras, a mucha distancia. Y las etnias quechua, rapanui, colla, Alacalufe y Yámana, están constituidas por pocas personas, con toda seguridad mucho menos que los afrodescendientes, pero han sido merecedoras del reconocimiento legal y de los beneficios derivados de ese reconocimiento.
¿Y por qué los afrochilenos no? Es una pregunta que no tiene una respuesta sostenible, que no sea la desinformación o los prejuicios.
¡LOS AFROCHILENOS DEBEN SER RECONOCIDOS E INCLUIDOS EN EL CENSO DEL 2012!
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