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Como estamos celebrando nuestra fecha patria, nada mejor que remontarnos un poco en la historia y el folklore, para conversar sobre los orígenes de la cueca chilena por una parte, y la participación de los afrochilenos en los combates de la Independencia.
Por eso, en el Programa Semanal
“Sentimiento Afro” en el cual difundimos por
gentileza de la Radio Puerta Norte de Arica, invitamos a Francisco Piñones,
músico, profesor, ingeniero y además maestro lutier de tambores afroariqueños.
Así nos adentramos en los orígenes nunca bien
definidos de nuestro baile nacional, que si la influencia fue hispana, mora,
gitana, o afro. Para nosotros, queda claro lo que relata el músico chileno José
Zapiola (1802-1885) en sus memorias, al referirse sobre cómo él conoció esta danza:
“Al salir yo en mi segundo viaje a la república Argentina, en mayo de 1824,no
se conocía este baile, A mi vuelta, en 1825,ya me encontré con esta novedad.
Desde entonces Lima nos proveía de sus innumerables y variadas zamacuecas”
La zamacueca limeña, se origina
en los sectores populares de Lima en los Siglos XVI y XVII, en los llamados
“barrios altos” y en el Callao, danza que se identifica claramente con los
afroperuanos de la época. Posiblemente esta música haya sido traída a Chile con
los músicos de la expedición Libertadora del Perú, que comandó San Martín.
La zamacueca primitiva usaba el
pañuelo en las manos de la pareja y se distinguía por los movimientos pélvicos,
propios de los bailes africanos. Zamacueca vendría de un dialecto africano
“Samba” y “Cuque” que tendrían como significado “saludo para comienzo al
lundù”. Se le conoció también como Mozamala.
En Chile, esta “moda” de baile se
hizo popular en las llamadas “chinganas” lugares que servían para comer y
beber, donde se reunían diversas
personas y en cuyos tablados se presentaba la zamacueca. Interpretada siempre
por mujeres, con arpa, guitarra y tormento, no se incluían nunca varones
en su ejecución. Algunos sectores
sociales ligadas a capas conservadoras, lograron en algunos casos prohibir la
zamacueca por “libidinosa” o al menos restringir los horarios de funcionamiento
de las chinganas Sin embargo, con la llegada de tres hermanas mulatas, de
apellido Pinilla, conocidas como las Petorquinas, por provenir del pueblo de
Petorca, la zamacueca chilena tomó nuevo impulso, elevando su nivel social,
llegando a ser interpretada en los teatros, como finalización de obras como zarzuelas u óperas.
La zamacueca chilena, vuelve al
Perú con el nombre de “Chilena”, donde a raíz del conflicto del Pacífico, el
periodista Gamarra, le cambia el nombre a “Marinera” con el cual hasta el día
de hoy se conoce en Perú, con dos variantes, la Limeña y la Norteña, esta
última generalmente interpretada con bandas de bronces, lo que le da una
similitud a nuestro nortino Cachimbo.
Desde principios del Siglo XX
aproximadamente se deja de usar el nombre de “Zamacueca chilena” para cambiarla
simplemente a cueca, también van variando, por influencia de las modas, las
vestimentas de “chinas” y “huasos” muy diferentes de los que hoy se aprecian en
los conjuntos folclóricos, e instalando en los intérpretes a los varones,
muchos de ellos ataviados con el traje de “huaso” es decir, personaje del campo. Sin embargo, es importante señalar que
la “cueca” se originó en los sectores urbanos, especialmente de la capital, en
los locales que ya señalamos.
Otro punto de nuestra
conversación fue el recuerdo de los afrochilenos que combatieron en las
batallas de la Independencia, los llamados “Infantes de la Patria”. Nacidos en
tiempos coloniales, como voluntarios que ejecutaban tareas de vigilancia,
serenazgo y milicia, fueron llamados primitivamente “Batallones de pardos” para
señalar que estaban constituidos por afrochilenos libres, que se desempeñaban
en oficios como sastres, zapateros, peluqueros y similares en la capital de
Chile. Llegados los tiempos de la Independencia se alistan bajo las órdenes
primeramente de José Miguel Carrera y toman parte en diferentes combates. El 25
de abril de 1813, la Junta de Gobierno cambia el nombre de “Batallones de
Pardos “a “Infantes de la Patria” por su notoria participación en las batallas.
De entre sus hombres, destaca el mulato José Romero, quien al empezar la vida
republicana, se convirtió en Edecán del Congreso, durante 25 años.
La historia de estos Batallones
no es mencionada en la Historia oficial de Chile, la que se enseña en los
colegios, porque su elaboración ha sido hecha siempre con el criterio racista,
de ocultar que en el país hay sangre negra, como indígena, y cuidadosamente
oculta hasta el día de hoy, ya que al conmemorar los 200 años del Cruce de Los
Andes, en el presente año, tampoco en las ceremonias oficiales se les mencionó
por las más altas autoridades de la Nación, siendo que en esa hazaña,
participaron los Infantes de la Patria, como asimismo los batallones de
Afroargentinos.
Así conversamos en ese programa de radio, sin
dejar de mencionar la buena noticia que en la actualidad, la Comisión de
Derechos Humanos de Cámara de Diputados, ha aprobado la Moción de ley de
reconocimiento del pueblo tribal afrochileno, que ahora pasa a discusión a la
Sala para poder convertirse en Ley de la República, algo en que las
organizaciones Afrochilenas han trabajado largamente.
¡FELICES FIESTAS PATRIAS ¡
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