Don José Olivares, profesor
y escritor de las costumbres azapeñas, ya fallecido, entrevistó en una ocasión a la mítica
matriarca del Valle de Azapa, doña Julia Corvacho, sobre las diversiones y
costumbres del Carnaval. Contaba doña Julia:
“Eran muy divertidos, se
jugaba con agua, harina, y cuando se picaban corrían en busca del tizne de las
ollas y se lo pasaban por la cara; como coincidía con la bajada del rio, las
pozas de los olivos tenían agua achocolatada, la que era aprovechada por los
más jóvenes, para untarse con barro. El
Carnavalón era desenterrado de un cerro que estaba ubicado frente a la casa y
como su ropa estaba toda deteriorada por el tiempo, se le confeccionaba una
tenida nueva. En esta fiesta participaba una viuda que lloraba amargamente al
lado de “Ño Carnavalón”…..”Lo que más me gustaba era el “Tumba Carnaval”, que consistía en ir
con un bombo, una quijada y una guitarra bailando en ronda entre hombres y
mujeres; la mujer se hacía la difícil, mientras el hombre la coqueteaba
haciéndole desprecios, pero a su vez bailando y cantando algunos versos que
eran como payas, uno de los versos que recuerdo decía: -Carnaval quisiste
tumbar y tumba tai, las mujeres tienes y no me quieres dar.- En el cerro Lluta
baja don Pascual con la soga al cuello queriéndose ahorcar. Y los bailarines al
terminar la estrofa cantaban a coro: ¡Tumba Carnaval ! ,era el grito que
señalaba que la mujer tumbara de un culazo al hombre como una señal que dejara
de molestarla, todo esto en una sana alegría. Por la noche en alguna ocasión
nos acompañaba el conjunto de los hermanos Quintana, donde se bailaba cha cha cha,
valses peruanos y corridos””
Don Alfredo Wormald Cruz,
conocido historiador ariqueño, narraba que por los años 30 las comparsas de afroariqueños recorrían las calles al son
de bombos y quijadas de burros para
marcar el ritmo y que con gran entusiasmo celebraban el Carnaval. Sin embargo,
todo parece indicar que el ritmo del Tumbe se practicaba mucho más en el Valle
que en la ciudad, ya que como bien lo ha contado doña Azeneth Báez y los recuerdos
de su madre, doña Francisca Ríos, hoy fallecida,que además de la cueca y el Vals
peruano, sé bailaba otro: “”Y, otro baile que no quiere mencionar, pero
finalmente termina entregando algunos datos entre risas y ademanes de vergüenza: Existía el Baile de la
Lumbanga. Yo nunca lo bailé porque era muy niña pero me acuerdo que los
mayores se ponían en círculo y comenzaban a golpearse cadera con cadera. Era
pura percusión. Tocaban sobre una mesa un barril de aceituna o cualquier cosa….”
La melodía del Tumbe, a
pesar de ser sencilla y fácil de entonar, posee un carácter de raigambre
afroamericana al ser responsorial (sólo y coro) y mantener una rítmica
sincopada en la segunda semifrase que contrasta con la primera.
“Desde el cerro
verde, baja don Pascual
Con la soga
al cuello, queriéndose ahorcar
Vamos a la
plaza que hay mucho que ver
Un negro
borracho sobre su mujer “”
El tumbe, como expresa
Gustavo Del Canto,” es un baile y una música, entendiéndolo como un todo integrado, cuya principal
característica es el ritmo y la coreografía”
En los primeros años se usaba la quijada de burro o carraca, la cual por
las dificultades para ser elaborada o comprada, fue siendo reemplazada por el
guiro y el shekeré; este último, aunque
no es un instrumento afroariqueño, fue introducido por el integrante Roberto Cereceda, como una novedad, elemento
que pronto se hizo popular, y que hoy es usado ampliamente por todas las
comparsas.
Al llevar la música y el
baile del Tumbe a la ciudad, se tuvo que adecuar al espacio urbano, y para ser utilizado en pasacalles se
elaboraron o inventaron coreografías que no se ocupaban en la antigua
“Ronda de Tumbe Carnaval”. Así nacieron
los pasos de machete, algodón, raima, invocación y otros que aún se bailan. Fue el aporte
creativo de Carolina Letelier y varias jóvenes de la época. Se mantiene el caderazo, que es el paso en que la mujer le paga al hombre
para “tumbarlo” o “botarlo”
En la música se ocupan dos membráfonos, el bombo y el repique, acompañado de campana, güiro y
sobre todo como en la actualidad se ha extendido el uso del Shekere.
Un antiguo afroariqueño vecino del barrio Esmeralda conocido por
ser habitado por numerosas familias
afro, es don Arturo Carrasco Cortes, quien tiene vívido el recuerdo de los
antiguos carnavales ariqueños en que las comparsas llegaban a la plaza Colón,
llevando el ritmo con tambores, palos y sonajeras, pasacalles que hacían para
los Carnavales y la Pascua de Negros, perdiéndose la tradición por los años 50.
Dice que con el Puerto Libre llegaron muchos habitantes del interior, y los
carnavales empezaron a celebrarse con música andina.
El
Año 2002, la ONG ORO NEGRO, ejecutó un proyecto Fondart, con el cual se
realizaron entrevistas a personas afrodescendientes de todas las edades, para
rescatar datos históricos sobre las antiguas costumbres. En este trabajo,
participaron entre otros, Gustavo Del Canto, Yoni Olis Larronda y Carolina
Letelier Salgado. El resultado de este
proyecto fue la creación de la Comparsa Oro Negro, que el 6 de enero del año
2003, hizo un pasacalle por diversas calles de Arica, después de más de 30 años
de ausencia. En esta agrupación estaban presentes miembros de las familias
Salgado, Corvacho, Huerta, Ríos, Báez, Carbone y Quintana entre otras.
Yoni Olis Larronda, uno de
los primeros creadores ha contado el
trabajo para hacer los instrumentos, al principio la idea fue confeccionarlos
con los antiguos barriles aceituneros hechos de madera, pero en la práctica,
por su peso y dimensiones, no eran adecuados. Se construyeron barriles más
chicos, que se colgaban de ambos extremos, para llegar finalmente a los
actuales, que pueden ser llevados con comodidad por los músicos. La construcción de estos
tambores afroariqueños es actualmente privilegio de solamente dos artesanos: el mencionado Yoni Olis y Francisco Piñones, quienes son los
poseedores de los secretos del trabajo de artesanía de calidad y buena
confección.
La primera Comparsa en salir
a la vía pública fue Oro Negro, como
dijimos más arriba, el día de la Pascua de Negros del 2003. La agrupación no
era muy grande, alrededor de una treintena
de personas, cuya indumentaria para los hombres fue un pantalón blanco con una polera amarilla, y para las
mujeres, falda “hindú” con blusa de colores y turbantes en el pelo. Llevaba
como emblema la bandera de colores amarillo, rojo, negro y verde, que según
algunos reproducían los colores de muchos emblemas africanos; en opinión de otros, el amarillo es por el desierto, el verde por el
valle de Azapa, el negro por la aceituna y el rojo por la sangre. El mismo año
la Comparsa fue participante invitada del Carnaval con la fuerza del Sol, y del
último Carnaval “Ginga” ariqueña.
Todas las actuales comparsas
bailan el Tumbe o Tumba Carnaval. Con un sello propio, las agrupaciones le dan un diferente acento, y han agregado nuevos pasos de bailes, representando otras labores
antiguas, como lavanderas y labores de la pesca. Son seis en la actualidad las
Comparsas afro de Arica: Oro Negro, Lumbanga, Arica Negro, Tumba Carnaval,
Renacer Afro y Palenque Costero. Además existen varios grupos artísticos que
han nacido bajo la influencia del Tumbe y que practican esta danza y otras:
Alza Raza; Afro Raíces, De la Costa, Africa, Aluna Tambó, Los Morocos, Los
Barrileros,Mixtura Negra.
Las Comparsas afroariqueñas
participan en varios eventos públicos en la ciudad: la Pascua de Negros, el 6
de Enero, el Carnaval con la fuerza del sol, con la presencia actual de tres
agrupaciones; algunas celebran la Víspera de San Juan, otra la Fiesta de San
Pedro y San Pablo, además de sus aniversarios, presentaciones en escenarios y
actividades fuera de la Región, como ha sido el Festival de los Mil Tambores,
Pascua de Negros en Concepción, Carnaval de Tacna y de Iquique.
Pero lo más valioso es que
el ritmo nacido en Arica, se ha ido extendiendo a otras regiones, siendo interpretado
por numerosas comparsas de Iquique,
Santiago, Concepción, Puerto Montt entre
otras varias. Y es muy importante que la mayoría de las agrupaciones,
compuestas por jóvenes estudiantes o profesionales, no sólo bailan por moda
pasajera, sino que tras la danza hay un discurso por la historia y el
reconocimiento de la herencia afrodescendiente en Chile.
FUENTES:
" Y llegaron con cadenas" Alberto Díaz A y otros.
" Oro Negro" Gustavo Del Canto L.
" Afrochilenos, una histroria oculta" Marta Salgado H.
" La abuela Julia Corvacho" José Olivares C.
" Yoni Olis L." Entrevista radial programa Sentimiento Afro.
" Archivo fotográfico " ONG ORO NEGRO.
" Archivo prensa digitalizado" ONG ORO NEGRO
Porque se parece al afro peruano tiene muchos pasos pero en si se diria que es una copia mal practicada del afro peruano
ResponderEliminarel comentario mas ignorante que he leído jajajaja
EliminarMilton, nada es copia, pero no entendiste nada
EliminarBien ignorantes comentarios. Arica formó parte de Perú hasta principios del siglo XX. Y por supuesto, la poblaciòn afro-ariqueña esta emparentada con la que habita la costa sur de Perú. Pero no es una "mala copia"; se trata de una raíz africana bastante bien conservada, incluso puede que este más conectada con la raíz bantú, que también es la base de las danzas del sur peruano.
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