Nuestra danza nacional comenzó a bailarse en los lejanos tiempos posteriores a la Independencia, pero recién en el año 1979, fue declarado “Baile Nacional” mediante el Decreto N° 23. Es curioso que haya pasado tanto tiempo en dársele un reconocimiento oficial, cuando ha acompañado a la Historia nuestra a través de los años.
El origen de nuestra cueca es incierto. Muchas opiniones y diversos estudios han dado como resultado opiniones no solamente diferentes, sino que totalmente opuestas. Así, para algunos, la cueca tiene un origen enraizado en la africanidad; para otros, su nacimiento se debe a la influencia exclusiva de los bailes hispanos, y muchos han supuesto un origen mapuche y hasta árabe.
Sobre esta última opinión, el cultor cuequero popular, Fernando González Marabolì sostiene que: “A lo que nosotros llamamos cueca es el canto a la daira del famoso imperio de los árabes... y pertenece a los sones altos de la fiesta de la zambra””... ”Es una de las formas más difíciles y complejas del compás árabe del 6 x 8””
El conocido escritor y político chileno Benjamín Vicuña Mackenna, opinaba que la cueca derivaba su nombre de la “zamba clueca” compuesta de “zamba” del bantú “baile” y la otra palabra por asimilación con la gallina clueca. Y que su origen sería el Lariate observado bailar en Quillota por un viajero francés. Sin embargo, los investigadores han descubierto que tal observación no es sino una copia de otras, y que el tal baile Lariate en realidad fue observado en otros países con el nombre de calenda y no en Chile.
Nicomedes Santa Cruz, el famoso poeta y folklorista peruano, escribe que la zamacueca, nada tiene que ver con la acepción de la gallina, y dice: “Entonces tendremos que las palabras que dieron origen al nombre de Zamacueca, no fueron “zamba” y “clueca” ,por morena encluecada, sino “SEMBA” y “CUQUE”, del kimbundo bantú: “semba” saludo más “cuque” danza, “saludo de danza”, específicamente para iniciar el baile del lundù ”.En conclusión el verdadero proceso de corruptela ha sido el siguiente: Semba(saludo) pronto degeneró en samba diciéndose sambacuque, luego samba cueca y finalmente samacueca o zamacueca “
Parece indudable que el origen de nuestra cueca viene de la zamacueca peruana. Así lo escribe el compositor José Zapiola, contemporáneo de la independencia, quien escribe:” al salir yo en mi segundo viaje a la república argentina, en mayo de 1824, no se conocía este baile. A mi vuelta en 1825, ya me encontré con esta novedad. Desde entonces, Lima nos proveía de sus innumerables y variadas Zamacuecas, notables o ingeniosas por la música que inútilmente tratan de imitarse entre nosotros. La especialidad de aquella música consiste particularmente en el ritmo y colocación de los acentos, propios de ella, cuyo carácter nos es desconocido, porque no puede escribirse en las figuras comunes de la música.”
Probablemente esta danza haya sido traída por los músicos que fueron al Perú en la expedición libertadora; siendo rápidamente asimilada por el pueblo chileno. Se bailaba especialmente en las “Chinganas” que eran “casas de baile”, donde acudían principalmente gente del pueblo, huasos y gañanes. Sin embargo, también eran visitadas por gente de la clase social acomodada. Don Diego Portales, el famoso Ministro, era muy asiduo a bailar la zamacueca, y se dice que tenía una frase que era: No cambiaría la cueca por la Presidencia”.
Según los investigadores, la zamacueca peruana sufrió en Chile una transformación, y el baile llegó a conocerse como “cueca” o “chilena”. Con estos nombres se le bailó durante largos años, incluso volvió al Perú, ya cambiada, donde su nombre le fue cambiado por don Abelardo Gamarra, periodista peruano muy conocido en su época, quien a raíz de la Guerra del Pacífico, decidió cambiar el nombre a “Marinera” con el cual se baila hasta el presente.
Unas de las más importantes cultoras de la cueca fueron las famosas hermanas Pinilla, originarias de Petorca, de quienes se dice que eran mulatas. Llegaron a Santiago por los años 1830 y prontamente se convirtieron en la moda musical de la época. Actuaban en las chinganas, en los salones, e incluso se les invitó al Teatro Municipal, a funciones de gala. Por su origen al trío se le llamó “Las Petorquinas”.
El ya nombrado Zapiola escribió:
"Las Petorquinas...se estrenaron bajo los hermosos parrones de los baños de Gómez, calle de Duarte. La concurrencia de las familias más notables de Santiago era atraída no sólo por la perfección y novedad de su canto y baile, sino también por la decencia con que se expedían”””
La capital se cubrió de chinganas, y en la Alameda, desde San Diego hasta San Lázaro, y en la calle de Duarte [actualmente calle Lord Cochrane], en sus dos primeras cuadras, era rara la casa que no tuviera ese destino".
El éxito y la calidad de interpretación de este trío tuvo gran influencia en las presentaciones de los espectáculos de la capital, hasta el punto que en los años siguientes, a la finalización de la ejecución de obras teatrales, se presentaba a algunas bailarinas de la “zambacueca chilena”. El baile es elogiado por extranjeros y residentes. Domingo Faustino Sarmiento, argentino, más tarde presidente de su país, y entonces exiliado en Chile, escribió un largo artículo haciendo el elogio de la “zambacueca chilena” como el baile que despierta el entusiasmo y la pasión de los concurrentes.
Es en las “chinganas” donde en los primeros tiempos se baila la zamacueca chilena. La “chingana” era un local donde se comía y se bebía, pero también un salón de baile. Existían las elegantes ubicadas en salones, hasta las populares que se armaban en cualquier lugar, con un tabladillo y las infaltables cantoras.
Una de las características de la cueca en esos tiempos, es que era ejecutada solamente por mujeres, que tocaban guitarra, arpa y vihuela, y cantaban. El canto como señalan muchos extranjeros a los que les llama la atención, se hacía con “voz gangosa” una característica que se mantuvo mucho tiempo, como el uso de una voz atiplada.
Hasta la época del Centenario se puede ver en grabados y fotografías que la interpretación sigue estando a cargo solamente de mujeres. Al parecer años después, con la llegada de bailes de origen norteamericanos, en las ciudades se pierde la costumbre de la cueca, relegándola al campo, para ser bailada por los “huasos” y en algunos lugares urbanos en casas de diversión. La naciente clase media ve con disgusto a la cueca, asociándola con los bajos fondos. Transcurrido el tiempo, y buscando tener una imagen de Chilenidad, algunos conjuntos hacen renacer la cueca, pero esta vez, son grupos de escenario, intérpretes masculinos, que antes no se veían, y van dando paso a una cueca estereotipada, con campesinos bien vestidos, personificando ,más al patrón que al inquilino.
Con el correr de los años, más aún se ha deformado el baile nacional, con verdaderos ballets de danzantes masculinos que interpretan lo que puede llamarse una fantasía con base en la cueca, y no la real y antigua “chilena” o “zamacueca” alegre y bullanguera.
Sin embargo, la llama no se ha apagado. En los barrios y lugares populares, se desarrolla la “cueca chora” “cueca porteña” “cueca brava” o “chilenera”, que tuvo como uno de sus principales autores al comerciante de la Vega Mario Catalán, con las conocidas “Arremángate el vestido” “Alò, Alò”.También Otros de los grandes intérpretes son los “Chileneros”. Y en los últimos años “Los Tres” incluyeron en su disco MTV unplugged las cuecas choras de la autoría de Roberto Parra.
Hoy las expresiones de la cueca se dan en diversos ámbitos: en la estilizada danza de los conjuntos de escenarios, principalmente ballets de tipo universitario o de conjuntos folklóricos; en la popular “cueca chora”, como en las variantes zonales: la cueca nortina, aunque ya muy poco ejecutada, la tradicional cueca huasa y la cueca chilota.
En estas breves líneas queremos rendir un homenaje a nuestro baile nacional, con su indudable herencia africana, y el aporte del campesino y del pueblo chileno.
¡FELIZ DIECIOCHO!
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