Hoy 25 de marzo de 2011, se conmemora el Día Internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos, fecha establecida por las Naciones Unidas, conforme a su Asamblea del 17 de Diciembre del 2007.
Creemos que aún en nuestra sociedad, no se ha profundizado bien en el terrible significado de esta “Trata”, que no fue otra cosa que un comercio masivo de seres humanos, hombres, mujeres y niños, desarraigados de sus tierras, y conducidos desde diversos lugares del África, principalmente a las Américas. En las escuelas se le da a este tema un superficial enfoque, y en los medios masivos de comunicación, nunca ha tenido la importancia ni la connotación de otros genocidios, como el Holocausto Judío de la Segunda Guerra, por ejemplo. Mientras que, con justificadas razones, en la sociedad se ha ido instalando una mirada crítica a la narración histórica del “Descubrimiento” de América, y cada día son mas los historiadores y profesores que resaltan las trágicas consecuencias para los pueblos precolombinos de la invasión y colonización de las Américas, no hay un trato parecido en la enseñanza ni en los medios, en relación a la masacre que significó la esclavitud de los pueblos africanos, y su forzada deportación.
Y este infernal comercio, que de acuerdo a muchas fuentes históricas, comprendió a no menos de 20 a 30 millones de personas, fue un lucrativo negocio para los comerciantes principalmente europeos, que transportaban diversos productos desde el Viejo Continente a África, donde los cambiaban por seres humanos. Este comercio triangular, dio lugar a importantes fortunas personales y sirvió a mucho de los países europeos, para un notable desarrollo de sus economías. Principalmente se dedicaron al tráfico de esclavizados, España, Portugal, Inglaterra, los Países Bajos y Francia.
Para justificar este genocidio, se recurría a razones de índole filantrópica o religiosa, y las legislaciones en general, consideraban a los esclavizados africanos “Bienes muebles”, es decir cosas parecidas a un animal, un mobiliario, equipos de labranza y similares. Las leyes eran especialmente duras, y permitían los castigos físicos, como los azotes, las marcas con hierro candente, las mutilaciones y otras similares. Las instituciones más relevantes de índole religiosa como la Iglesia Católica, tampoco alzaron su voz para condenar esta masacre, y por el contrario, sacaron notorio provecho del infamante comercio, como fue el caso en América de la Compañía de Jesús, (Jesuitas) quienes fueron importantes poseedores de esclavizados.
Esta Trata significó para millones de seres humanos, la destrucción de su modo de vida, el desarraigo de sus tierras de origen, la separación de las familias, el maltrato, el trabajo forzado y extenuante, la prohibición de desarrollar sus costumbres y religiones ancestrales, siendo obligatoriamente cristianizados.
Esta Trata Transatlántica constituye una de las peores violaciones de los Derechos Humanos, ejercida en forma sistemática, deliberada y organizada por las potencias europeas, las Iglesias y los comerciantes, y fue especialmente larga en el tiempo, ya que se extendió por cerca de cuatrocientos años.
A fines del Siglo XVIII, diversos estamentos de la sociedad comienzan a criticar este infame comercio, mediante boicots, propaganda e información para tomar conciencia de lo deshumanizado de este negocio. Así fue que, paulatinamente el comercio mismo como el sistema de la esclavitud, que eran fundamento de muchas economías, fueron finalizando poco a poco, hasta que en el año 1886 y 1888, Cuba y Brasil fueron los últimos países en abolirlo.
Hoy en nuestra América, aún quedan los resabios de ese comercio y de ese genocidio, escondido en el racismo a veces disimulado, otras veces abiertos, con que se enfoca el tema de los Afrodescendientes.
Creemos que, junto con conmemorar en este día a las víctimas de esta Trata Transatlántica, debemos las Organizaciones Afro sudamericanas, insistir ante nuestros Gobiernos que se de un adecuado enfoque histórico al Genocidio, para que sea aprendido y asimilado por nuestros jóvenes y niños, exigiendo que en los planes y textos de estudio, se resalte lo trágico de este comercio violador de los Derechos Humanos más fundamentales, y se respete el Legado de los afrodescendientes, sus tradiciones y su cultura.
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